Desde el primer momento en que se adentra en ella, el nombre Oscar de la Renta se instala en el panorama de la moda mundial. El taller es el sitio donde se consolida la identidad creativa del diseñador, y desde ahí, se plantea la importancia de los procesos y el reconocimiento de las vías por las que recorre el trabajo creativo. Los objetos y documentos dispuestos en el mismo tienen funcionamientos diferentes: ilustrar el taller del diseñador, narrar un proceso de trabajo y afianzar la idea del vínculo estrecho entre las fuentes culturales, afectivas o sociales de la inspiración y los procesos creativos que las hacen visibles.
También, y refiriendo a lo contextual, se hace énfasis en tres ejes geográficamente determinados que inciden de manera definitiva en los lenguajes de Oscar: el mar Caribe, Europa y Nueva York. Mediante estas coordenadas se genera un sistema de relaciones que se vinculan a vestuarios, accesorios, textiles y otros elementos. En una aseveración que combina esas referencias, Diane von Fürstenberg aseguraba que Oscar de la Renta “tiene el son de Latinoamérica, el saber hacer de Europa y la manera de sacarle a todo eso el máximo partido en Estados Unidos”.
Aquí habita un espejo, elemento fundamental del espacio de trabajo de Oscar. Y una línea de tiempo que recoge las influencias, materiales, colores y tendencias de sus colecciones desde 1965 hasta 2015. Este trayecto plantea reflexiones como: ¿Qué implica el proceso de diseño? ¿Para qué se diseña? ¿Qué habilidades o capacidades entran en juego al momento de diseñar? ¿Cómo el diseño articula nociones de identidad, cultura, ser y modos de vida?